Con rechazo a la visión de la jerarquía católica de que el país se ha militarizado y con la afirmación de que prevalece una evaluación pesimista del momento actual, Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de la coalición Sigamos Haciendo Historia, firmó ayer el Compromiso por la paz, de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Compañía de Jesús y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos.
Ante integrantes de esas organizaciones, rechazó que prevalezcan el miedo, la impotencia, la desconfianza y la incertidumbre; que las instituciones estén rotas, aumente la delincuencia común alimentada por la marginación y la búsqueda de reconocimiento y justicia social y no haya datos confiables en el Sistema Nacional de Seguridad. Sus desacuerdos los plasmó en el documento Seguir dialogando, que se anexó al texto.
En el Centro Cultural Universitario Tlatelolco planteó, como parte de sus objeciones, que sería inconstitucional hacer corresponsables de la construcción de la paz en México a gobiernos y organizaciones de otros países y otorgar más presupuesto a los organismos judiciales, en los cuales existe un manifiesto derroche de recursos que distorsiona y pervierte la impartición de justicia.
Fue recibida, entre otros, por el presidente y el secretario de la CEM, Rogelio Cabrera y Ramón Castro, respectivamente, y el mayor provincial de los jesuitas, Luis Moro Madrid.
De pantalón y saco azules, expresó solidaridad con las víctimas de la violencia. Creo en la paz, subrayó, aunque, por honestidad y congruencia firmo el documento en el entendido que hay una visión conjunta de construcción de la paz, pero hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido.
Estuvo de acuerdo con superar la visión punitiva de autoritarismo y decretos de guerra, y avanzar en la construcción de la paz atendiendo las causas. Asimismo, en un modelo que privilegia la reconstrucción del tejido social y la reforma a instituciones electorales para seguir garantizando mayor democracia.
Leyó fragmentos de la encíclica Fratelli tutti del papa Francisco, que enmarcan en mucho, nuestra visión de gobierno, de libertad y de justicia, además de criticar la política neoliberal.
Planteó sus desacuerdos. Entre ellos, la evaluación pesimista del momento actual que hace la Iglesia, respecto a que el tejido social está en un proceso de degradación acelerada; que las estrategias de seguridad a nivel nacional y locales no sólo han sido insuficientes, en ocasiones, han generado nuevas violencias.
Insistió en que los resultados desastrosos ocurrieron en la “guerra contra el narcotráfico (de Felipe Calderón)”, cuando, recordó, la seguridad en el país estaba en manos de un delincuente que hoy está preso en los Estados Unidos (Genaro García Luna).
En esa época, continuó, se cuadruplicaron los homicidios dolosos –pasaron de 8 mil 867 en 2007 a 36 mil 685 en 2018– y en 2023 se redujeron, aseguró, a 28 mil 264 por el cambio de modelo, de una visión de violencia y desamparo a los más necesitados a una estrategia donde la paz y la seguridad son fruto de la justicia.
Manifestó su desacuerdo con la visión que se presenta en torno a la Guardia Nacional, y sostuvo que no queda clara la propuesta de establecer un mecanismo internacional contra la impunidad y corrupción con respaldo de la ONU.
Sheinbaum convocó a la Iglesia a continuar el diálogo y trabajar juntos. Todas las voces son importantes para seguir construyendo la nación pacífica, justa, democrática, libre y soberana que todos deseamos.